Carlos.
Hoy día de la Constitución mis amigos y yo hemos quedado a
las cinco a dar un paseo. Hemos quedado en la plaza. Dando el paseo charlando uno de mis amigos dice:
- ¿Por qué no
escribimos normas para añadir al libro de la constitución?
- Todos dijimos:
¡Vale!
Los tres nos fuimos a casa de un amigo y le dijimos lo que
queríamos hacer. Cogimos un folio, como éramos cuatro cada uno escribimos una
norma. Cuando acabamos lo mandamos y dijimos que si las ponían nos mandaran un
correo. Entonces un día recibimos un correo que decía:
Estimados niños y niñas de cuarto A:
Buenos días, Comunicar que la idea de redactar nuevas
órdenes nos ha parecido muy bien, aunque siento
decirles que no se van a publicar.
Un cordial saludo
Entonces todos nos pusimos muy tristes, porque queríamos
hacer algo sobre la constitución, y ya no se nos ocurría nada. Un amigo dijo:
- ¿Por qué no hacemos nuestro propio libro de la Constitución y escribimos algunas normas
para nuestra clase?
Todos dijimos que era una idea genial y nos pusimos a elaborar nuestro libro con
las normas de clase. En él escribimos
estas normas:
-
No hablar mientras explica el profesor.
-
Cuando un compañero está hablando los demás
deben estar callados.
También escribimos normas para el cuaderno:
-
Tener el cuaderno limpio y ordenado.
-
Los enunciados se escriben con bolígrafo.
-
Los picos del cuaderno no tienen que estar
doblados.
A Carlos se le ocurrió también escribir normas para los
libros:
- No hay
que pintar en los libros.
-
El libro siempre tiene que estar limpio.
Y con todas estas normas construimos nuestro libro de la
Constitución.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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